Los 173 pasajeros que el pasado domingo tomaron el vuelo Santiago-Lanzarote de la compañía irlandesa Ryanair vivieron dos situaciones anómalas en un solo día. A la hora prevista de partida, las 11.55, todo el pasaje estaba a bordo y preparado para el despegue. Pero el aparato no se movía de la pista de Lavacolla. Fue pasando el tiempo y el piloto finalmente informó de que se había detectado una avería y que estaban pendientes de arreglarla.
Según explicó ayer Ryanair, cuando el ingeniero encargado de la revisión del avión observó el problema,
informó de que llevaría más tiempo repararlo de lo previsto, por lo que la aerolínea tomó la decisión de cambiar a los pasajeros a otro avión. Así se hizo y por fin el vuelo partió del aeropuerto compostelano. Eran las 16.50 horas, casi cinco horas más tarde de lo previsto.
Pero ahí no terminaron los sustos. Una vez en vuelo y ya en el segundo avión, el piloto comunicó a la torre de control que en su aparato se había encendido la luz de posible fallo en los flaps, el dispositivo colocado en la alas que se utiliza en algunas maniobras, entre ellas la de aterrizaje, ya que ayudan a frenar el aparato.
Sin flaps, el aterrizaje debería hacerse de emergencia. El piloto activó inmediatamente el protocolo establecido. Dio aviso al aeropuerto de Guacimeta (Lanzarote) para que desplegaran en la pista a los servicios de emergencia y comenzó a dar vueltas durante cincuenta minutos para consumir al máximo el combustible almacenado en los tanques y reducir lo más posible el peso del aparato. Con esta acción, explica Ryanair, se busca preparar al avión para el aterrizaje sin los flaps, que es necesariamente brusco porque hay que tomar pista a más velocidad de la normal y frenar más fuerte.
El resultado fue ese, un aterrizaje brusco en el que, sin embargo, finalmente no tuvieron que intervenir los servicios de emergencia y no resultó herido ninguno de los pasajeros, que desembarcaron normalmente. Eso sí, con un buen susto en el cuerpo. Eran las 18.53 horas.
Entre el pasaje cundía el enfado y hasta hubo quien pensó que no se cambió el avión y que habían hecho el viaje en el mismo que se había averiado en Lavacolla, extremo que niega Ryanair.
Boeing 737-800
189 pasajeros
853 km/h
Longitud de 39,5 metros y peso máximo al despegue de 79.010 kilos.
Informacion: lavozdegalicia.es
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