Ferrol vivirá el jueves una jornada histórica. Lo será para sus astilleros, en los que en los últimos cinco años se ha construido el mayor buque militar jamás fabricado hasta el momento, y lo será también para la Marina que, además de incorporar a su flota este gigantesco navío, podrá disponer de capacidades de las que carecía hasta el momento reunidas en un solo barco.
El Arsenal ferrolano será el escenario en donde se celebrará el acto de entrega a la Armada del buque de proyección estratégica Juan Carlos I , en un acto que estará presidido por el Rey, y en el que también estará presente la ministra de Defensa, Carme Chacón. Una vez que este superlativo navío pase a formar parte del censo de barcos militares, la Armada dispondrá por primera vez en su historia de forma simultánea de dos buques portaviones, si bien el Juan Carlos I no solo tiene esta capacidad, sino que se caracteriza por su polivalencia, es decir, por estar diseñado para cumplir otras tres misiones más: actuar como buque anfibio, ya que cuenta con un dique inundable por el que podrían desembarcar hasta ocho lanchas; transportar y proyectar hasta 1.200 efectivos de la Infantería de Marina, y participar en misiones humanitarias y en lugares afectados por catástrofes naturales.
La base, en Rota
El Juan Carlos I -tiene 230 metros de eslora (largo), 34 más que el Príncipe de Asturias - tendrá su base en Rota, como el único portaviones de la Armada, y podrá usarse de plataforma alternativa si fuera necesario. De hecho, Navantia ha tenido muy en cuenta esta circunstancia y ha diseñado para el megabuque la misma inclinación en su rampa de lanzamiento ( sky jump ), de 200 metros de largo.
El Príncipe de Asturias -también construido en los astilleros ferrolanos- entró en servicio en 1988, el mismo año que fue dado de baja su antecesor, el Dédalo , por lo que hasta el momento, la Armada no había tenido en servicio dos plataformas para el despegue y aterrizaje de aeronaves al mismo tiempo.
Bautizado en Ferrol como el megabuque, por sus dimensiones superlativas, ha sido la gran obra de las antiguas Astano y Bazán de los último cinco años. Comenzó a construirse en mayo del 2005 y ha supuesto una inversión para el Ministerio de Defensa de 360 millones de euros, un gasto rentable si se toma en cuenta que supone casi la mitad del desembolso de la quinta fragata de la serie F-100, la Cristóbal Colón , actualmente en ejecución.
El Juan Carlos I es, ante todo, un buque versátil, preparado para transformarse en cada momento a las necesidades que le otorgue la Armada. «No existe un barco como este en ninguna Marina del mundo, con tanta flexibilidad y manejado por tan poca dotación», llegó a asegurar la pasada primavera el anterior comandante de la nave, el cedeirés Andrés Breijo, tras sus primeras pruebas oficiales de mar.
Por todo su ancho, alto (25 metros separan el agua de la cubierta) y largo está compartimentado en 1.200 habitáculos, entre los que se encuentran amplios hangares para albergar tanques Leopard , helicópteros tipo Chinook y lanchas. Pese a sus dimensiones, su tripulación ronda solo las 250 personas.